Pablo Agüero se presenta a la 35 edición de los Goya con una caza de brujas llevada a cabo en el siglo XVII en el País Vasco. Un día llegan a un pequeño pueblo del País Vasco los encargados por el Rey para perseguir a aquellos que van contra la religión. Deciden apresar a un grupo de adolescentes del pueblo acusándolas de brujas y estas deciden urdir un plan en su cautiverio para escapar de una muerte segura.
Akelarre nos presenta una historia que indaga en el pasado más oscuro y cruel a la vez que establece un diálogo de lo más actual a través de sus personajes protagonistas sobre el feminismo y el empoderamiento femenino. El guión se encarga de establecer un discurso atemporal, capaz de conectar al espectador actual con unos personajes de siglos pasados y al revés. Además, el fantástico elenco encabezado por Amaia Aberasturi (Amaia) mantiene la tensión y refuerza la narrativa de ese guión atrayéndonos a la historia de principio a fin.
Técnicamente el filme destaca, sobre todo, por el montaje y los efectos especiales. Ambos elementos logran, por una parte, imprimir el ritmo adecuado a la historia y, por otra parte, establecer un juego entre la realidad y lo ilusorio que hace especial la historia de las protagonistas y que confiere originalidad y belleza al filme.
Akelarre es una película sorprendente que escapa de los clichés y los tópicos del cine de esta temática, y cuyo mayor atractivo es el fabuloso retrato que se hace de los personajes femeninos y el magnífico reparto que les da vida en el filme.
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